martes, 10 de noviembre de 2015

Crónica

Un vuelo de pájaro
Por Andrea Pachón Forero 

Me encantan las ciudades, pero después de un tiempo siento que el concreto me asfixia. Podría salir al campo tirarme en el verde pasto y mirar al cielo dejando mi mente en blanco, pero eso no era divertido, necesitaba salir y buscar emoción al aire libre, muchas veces decimos “quiero salir volando y alejarme de la rutina”, así que lo tome algo literal y me arriesgue a montar en “Parapente”.
Parapentismo en Sopó
Foto por Ignacio López
Un deporte de alto impacto, sus lugares de practica son en sitios bastante altos, uno de esos lugares los encontramos en sopo Cundinamarca, un pueblo aledaño a Bogotá.
Cuando llegue a mi destino, me sentía nerviosa pero a la vez tranquila eran emociones extrañas, me registre, me tomaron los datos y al cabo de 15 minutos ya podía estar disfrutando de un lindo paisaje, pero todo salió diferente empezó a lloviznar esto hacia que los vientos soplaran aún más fuerte así que cuando ya estaba lista para montar, suspendieron el vuelo por media hora mientras cambiaba el clima, así que me senté y tomándome un canelazo me puse a pensar; pasada la media hora me volvieron a llamar, colocándome el equipo y asegurándome bien para el despegue, me presentaron el piloto que me iba acompañar, Carlos Espitia es catalogado como uno de los mejores parapentistas de Colombia, lleno de entusiasmo me amarro a su silla y en un conteo hasta cinco sentí como mi adrenalina iba subiendo un poco asuntada apreté las cuerdas, cerrando mis ojos camine hasta no sentir el piso, solo hoy la voz de Carlos diciendo que me sentara, hay abrí los ojos y fue magnifico, admirar un entorno especialmente apacible, rodeado de una vegetación exuberante con unos relieves que suben hasta 2000 metros, y sembrado de templos milenarios, con formaciones de rocas impresionantes y un gran rio que cruzaba por en medio de dos rocas gigantes es extasiar las maravillas de nuestro creador, el viento acariciando mi rostro con un profundo suspiro se me iba olvidando los problemas, me sentía en un punto totalmente libertino, pasados 20 minutos volvimos al lugar de despegue con un aterrizaje perfecto sentí quitarme un peso de encima, con una sonrisa en mi rostro que reflejaba un nuevo semblante, devuelta para mi casa no podía dejar de pensar en lo emocionante que era ese deporte.

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